Nuestra historia comienza el día que Luís vuelve a España tras 20 años en Alemania. Y es que había logrado sembrar la vida que deseaba. Corría el año 1989, Luis llegó a El Palo con su mujer y sus dos hijas y pronto comenzó a buscar un local para abrir lo que sería La Casa de la Pasta. Le acompañaba una ilusión gigante, porque Luis tenía una visión: construir un restaurante con el que aportar su granito de arena para crear a su alrededor «un mundo más amable, más humano, menos raro».
Así, La Casa de la Pasta abrió sus puertas en 1990. Primero, como un pequeño local con a penas 6 mesas, que ofrecía sobre todo pizzas para llevar y tapitas internacionales. Como la cocina y las historias de Luís gustaron en El Palo, pronto amplió el local y comenzó a ofrecer también pastas frescas rellenas, dando alas a lo aprendido de los cocineros italianos con los que trabajó en Alemania. Día a día fue construyendo junto a su familia un restaurante donde compartir sus vivencias a través de la cocina.
Después de tres décadas, Luis deja el timón a su hija Isabel. Con alegría y buen hacer, Isabel continúa el camino de su padre con el mismo equipo, el mismo entusiasmo y los mismos ingredientes. En su corazón se dibuja cada día una idea poderosa…
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La patrona de El Palo pasa cada 16 de julio por la puerta de nuestro restaurante, donde celebramos su día con vecinos y amigos.
Mantenemos la tradición de los villancicos flamencos y nuestra mesita de roscos, mantecaos… ¡y que no falte el anís!
Ponemos todo nuestro cariño para que nuestra clientela disfrute de un momento agradable en compañía.
Ya sean las fiestas de nuestro barrio, las Navidades (que nos encantan) o las ganas de compartir una pizza. Todo momento es especial si se está en buena compañía.
Tomate natural, lomo de bacalao al horno, ajo, aceite de albahaca fresca.
Albóndigas caseras de cerdo y chorizo en salsa bechamel con vino blanco, bacon y hierbabuena.
Uno de los platos más tradicionales de nuestro barrio.
Nuestro barrilito de vino dulce malagueño tiene una madre de más de 20 años.
Pasta fresca rellena de ricotta y pera con aceite de albahaca, cebollita, aceitunas negras y tomate seco.
Tal y como la abuela Isabel se lo enseñó a Luis.
Relleno de flan y natillas, con un toque de vino Málaga.
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